EN EL PRIMILLAR (y II): PRIMEROS VUELOS.
Si áespectacular es observar el celo de las parejas de cernícalo primilla en un primillar como el de Hoya de Linares (Toledo), tanto o más lo es contemplar el espectáculo que adorna los tejados cuando los pequeños comienzan a abandonar los nidos, casi siempre antes de estar plenamente capacitados para volar.
Pollos de diferentes edades y nidos, a veces juntos en gran número en pocos metros, llaman a sus padres esperando ser cebados, en una algarabía característica. Cuando los padres llegan con una presa, todos lo abordan ruidosamente esperando ser los primeros en apropiarse de la comida para, a continuación, serle al afortunado joven disputado el botín por sus hermanos, y ello sin distinción de edad, pues tan belicosos en las peleas son los más pequeños como los pollos más desarrollados. Con frecuencia la presa acaba en manos de un pollo distinto al que la tomó del adulto, o fragmentada entre varios.
Una variopinta gama de plumajes adorna los tejados: pollos cubiertos de plumón en su práctica totalidad, con pollos casi totalmente emplumados que sólo conservan briznas de lo que fue el plumón, jóvenes que dan sus primeros vuelos, etc.
Además, los padres en ocasiones llegan con la comida y la regatean entre los jóvenes, haciéndoles trabajosa la labor de tomar la presa, como si trataran de estimularlos para que procuren por sí solos su alimento.
No menos curiosa es la actitud de algunos individuos que parecen no haber criado, como los machos de segundo año calendario, con diversos estadios intermedios de plumaje, afanados en explorar huecos bajo las tejas o en observar y aproximarse a los pollos.
Y peleas entre los jóvenes, entre adultos, ataques de éstos que parecen ensañarse con pollos picoteándolos sin cesar...
En fin, es imposible aburrirse observando o fotografiando una colonia de cernícalos primillas en esta época del año. Como ya dije, de las mejores jornadas fotográficas que recuerdo.
A continuación, una muestra fotográfica de todos estos comportamientos.