miércoles, 26 de septiembre de 2012

ES HORA DE SOSEGARSE (Puesta e incubación)

Abril avanza y con él la primavera se va consolidando, especialmente en las regiones donde nuestro halconcillo suele nidificar. No quiere ello decir que no existan primaveras lluviosas en que las precipitaciones se prolonguen durante todo el mes de Abril e incluso de Mayo (piénsese en lo ocurrido  las primaveras de los años 2010 y 2011), pero lo cierto es que la longitud de los días y la temperatura del ambiente (el sol ya aprieta en las horas centrales del día) no ofrecen duda acerca de la estación del año en que nos encontramos.
Los cernícalos primillas se hallan en el apogeo del celo. El bullicio en la colonia es ahora mayor que nunca, como ya hemos visto en entradas anteriores. Las cebas de cortejo se suceden, las cópulas, los chillidos del celo, los vistosos vuelos de exhibición...
Sin embargo, a partir de, normalmente, mediados de Abril, es posible que observemos ya en algunas parejas un sutil cambio de conducta. Tal vez dejemos de observar a la hembra que antes pasaba largos periodos de tiempo cerca de la oquedad que constituye el nido a la espera de ser cebada por el macho. 
No obstante, a poco que observemos, nos daremos cuenta de que el macho continúa cebándola con la misma o mayor dedicación, solo que ahora lo hace casi siempre en el interior del nido, o fuera de éste una vez que ella sale de él, sucediéndose entonces las cópulas y manifestaciones del celo entre la pareja, sin que ella tarde en volver a entrar de nuevo en él. 
En efecto, la hembra pasa ahora muchas más horas en el nido que antes. El macho la sigue cebando (las cebas de cortejo se han interpretado como un aporte suplementario de alimentación que la hembra necesita para la formación de los huevos), pero ella está a punto de comenzar la puesta: ha llegado el momento, consolidada la pareja, elegido el nido y fecundada la hembra, de comenzar el proceso de reproducción de la especie el cual, a su vez, empieza con la puesta.
El comienzo de la puesta suele tener lugar, al menos en las zonas de Extremadura que yo he tenido la oportunidad de seguir con mayor dedicación, a partir de mediados o finales de Abril. Sin embargo puede que existan factores que lo retrasen, a veces considerablemente, hasta primeros o mediados de Mayo.
El primero de estos factores suele ser la juventud de la pareja. En efecto, en individuos subadultos en plumaje de transición, de segundo año calendario, suele retrasarse bastante el inicio del ciclo reproductivo, y con él el comienzo de la puesta, quizás porque estas parejas se han consolidado con a veces considerable retraso.
La climatología también puede, en ocasiones, ser la causante del retraso en el momento en que la hembra comienza a poner, pues en general, en años fríos o primaveras muy lluviosas, los primillas suelen esperar hasta que el tiempo mejore sensiblemente.
Tal vez un cernícalo tan especialista como éste, en cuanto a su alimentación, necesite sincronizar el ciclo reproductor de manera que los pollos crezcan con la necesaria abundancia de insectos, concretamente de grandes ortópteros, presa que constituye el alimento base de la especie no sólo durante la época de cría, sino también en el período en que los jóvenes se emancipan y necesitan de una abundancia de este tipo de presas para curtirse en su aprendizaje en la caza. Todo hace pensar que en primaveras lluviosas y frías la explosión de los ortópteros se retrase y entonces los primillas "sincronicen" su ciclo reproductor con dicha explosión, retrasando el comienzo de la puesta.
Lo que sí parece es que la incubación propiamente dicha no debe empezar hasta puesto el segundo o tercer huevo, y ello puede deducirse de las diferencias de edad observables en los pollos. A menudo suele haber dos o tres marcadamente más desarrollados que sus hermanos, lo que sugiere que la incubación debió comenzar puesto el segundo o tercer huevo. En efecto, dado que según puede leerse en la biografía la puesta se sucede a un ritmo aproximado de un huevo cada dos días, puesto el segundo o tercer huevo, los restantes llevan unos días de retraso respecto a los primeros, puesto que han sido depositados dos o más días posteriormente.
En cuanto al número de huevos, y dado que el número de pollos oscila normalmente entre dos y cinco (alguna vez he observado seis, pero esto es muy excepcional), es de suponer que abarque un abanico, normalmente, de entre dos o tres y seis. Son de color rojizo marcadamente moteados de negro y son llamativamente redondeados.
A partir del comienzo de la incubación, el ambiente en la colonia cambia radicalmente: el bullicio general da paso al silencio. Ahora todo es discreción y cuidado de no llamar demasiado la atención. La pareja vive ahora separada: uno de sus miembros de halla incubando en el nido, mientras el otro se encontrará lejos de allí, cazando y alimentándose o descansando.
La incubación es llevada a cabo por ambos progenitores: durante el día es, no obstante, la hembra la que lleva el peso mayor de la misma; durante la noche ella incuba exclusivamente. En la colonia de la Catedral de Badajoz calculé que el macho incubaba aproximadamente entre un 30 y un 40% de las horas de luz, y la hembra lo hacía por la noche de manera exclusiva. Salvo excepciones, el macho dormía fuera del nido, aunque en algún caso ambos seguían durmiendo juntos en él.
En cuanto a la alimentación, no he observado nunca aportes de comida por parte del consorte que no incuba al que sí lo hace. Por el contrario, el progenitor libre se alimentará por su cuenta mientras su compañero incuba. Cuando se produzca el relevo, el que hasta entonces se había ocupado de la incubación podrá alimentarse por su cuenta.
Durante aproximadamente un mes, pues, sólo podremos ver a los miembros de la pareja en los relevos de incubación, que duran, por lo general, unos segundos, y que se caracterizan por su discreción: podremos ver al macho, o a la hembra, aproximarse al nido y llegar hasta la entrada del mismo. Entonces el recién llegado emitirá un sonido de llamada característico, por lo general el siseante "suijjj, suijjj, suijjj", o un débil y lastimero "huiii, huiii, huiii". El consorte ocupado saldrá del nido al tiempo que entra su compañero. Rápidamente el saliente abandonará la zona y el entrante se echará sobre los huevos. Pasarán entonces varias horas hasta que pueda volver a verse un relevo en la incubación.
La incubación dura, según la bibliografía, unos veintiocho días. No obstante, el nacimiento de los pollos no se producirá simultaneamente, por lo que en un primer momento en el nido habrá huevos y pollos de muy poca edad, siendo entonces la hembra quien permanezca incubando los últimos huevos y dando calor a los pollos ya nacidos, mientras que el macho traerá comida para alimentar a los pollos, que serán cebados por la hembra. Cuando ésta salga del nido para alimentarse, será el macho el que entre en el nido para dar calor a huevos y pollos...
Pero esto ya lo dejaremos para otro día, cuando hablemos del cuidado y alimentación de los pollos.




Pareja de primillas: es el momento del relevo en la incubación.

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